Galería de imagenes tomadas a los diarios Occidente y El País en las ediciones entre 1968 y 1970.
Breve recorrido histórico visual de Cali a traves de los diarios.
En tiempos de Jovita.
Jovita Feijóo: Reina de Reinas
Ícono de la cultura popular en Santiago de Cali. Colombia.
Galería de imagenes tomadas a los diarios Occidente y El País en las ediciones entre 1968 y 1970.
Breve recorrido histórico visual de Cali a traves de los diarios.
En tiempos de Jovita.
Galería Jovita Feijóo.
Aparecidas en los diarios Occidente y El País entre 1968 y 1970.
Tomado de: Diario el País. Miércoles 1 de Mayo de 1968. Biblioteca departamental Jorge Garcés Borrero.
Por considerarlo de gran Interés para nuestro mundo femenino, transcribimos hoy, algunos apartes del discurso de coronación, dedicado por los estudiantes de la Facultad de Ingeniería Mecánica a Jovita Feijóo, Reina de la Facultad por obra y gracia de ellos:
Señor Doctor Decano de Ia Facultad de Ingeniería Mecánica, Señores Profesores, Señoras, Señores. Compañeros:
Tomado de: Diario El País miercoles 1 de mayo de 1968. Cali. Colombia.
Jovita Feijó alcanzó una nueva corona. La eligieron su soberana, los 218 alumnos de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad del Valle. Y en el acto de la coronación registrado el sábado, se unieron al júbilo del estudiantado y a la simpatía en torno de la pintoresca estampa, decanos y profesores de esa Facultad.
Los muchachos no tienen en esa Facultad una sola compañera para su postulación como candidata al reinado de la Universidad. Recordaron entonces a Jovita, le ofrecieron la candidatura aceptada inmediata e irrevocablemente. Le colocaron sobre las sienes una corona de lujosa cartulina dorada y en el baile de coronación Jovita exhibió cualidades admirables para el Mapalé, el Vals y el Pata-Pata, “que es muy bonito y suave” en el decir de la soberana.
por: José Pardo Llada
Tomado del Diario Occidente. 16 de julio de 1970. Santiago de Cali. Colombia. Archivo Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero.
Desde que inicié “las insolentes” —y ya voy por la 43— no sé cuántas veces me han insinuado que entreviste a Jovita, el popular personaje folclórico. Sin embargo, he tenido una sistemática resistencia a conversar con Jovita. Siempre me ha parecido cruel la sonrisa burlona de las gentes al ver a Jovita. Nunca he entendido la razón de su popularidad. Comprendo que a muchos divierta su estrafalaria vestimenta, su exagerado maquillaje o su maniática presunción de no sé qué reinado ilusorio. Pero a mí, francamente, Jovita más que risa me produce melancolía. Y ayer, cuando quizás por falta de tema, decidí entrevistarla y se sentó frente a mi mesa de OCCIDENTE y respondió —con absoluta lucidez y seriedad— cada una de mis preguntas, comprendí que tenía razón en mis prevenciones. Jovita —su risa, su maquillaje, su vestimenta no es sino un disfraz de una pobre mujer dramáticamente sola y desamparada.
Tomado de Diarío Occidente. 16 de julio de 1970.
Por Margarita
Hace acaso una semana la vi por última vez. Pasó a mi lado, en cualquier esquina céntrica, rozándome casi con la levedad de su figura increíblemente esbelta. Iba vestida de color rosa-ingenuo, con medias claras que disimulaban alegremente la línea imperfecta de las piernas. Y aquellos zapatos que ella prefería —siempre de tacón—, de modelo indefinido pero impecablemente limpios. En la cabeza, sujetando el cabello corto y crespo, la imprescindible “balaca” del mismo color del traje. Y en el cuello y las muñecas los también imprescindibles collares y pulseras, grandes, llamativos, de muchas vueltas.
Tomado de: Diario Occidente. 16 de Julio de 1970. Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero.
Por: Félix Orejuela Rivera
Jovita ha muerto en este julio, mes de la libertad y de los soles bravos. Muere esta mujer cuando manos amigas auspiciadas por un cronista de OCCIDENTE, Pardo Llada, habían reunido varios miles de pesos para una casa. Y murió fulminada por su corazón de mujer humilde y buena, por su reinado, el reinado de la ilusión, feliz sin proponérselo, parodiando a Barba Jacob, podía repetir: y nadie ha sido más feliz que yo.